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Susana Brignoni.
Psicóloga Clínica. Psicoanalista. Coordinadora del Servicio de Asesoramiento a Residencias de la DGAIA de la Fundació Nou Barris per a la Salut Mental

08quetratamienEl trabajo con educadores sociales convoca a los psicoanalistas a preguntarse por aquello que transmiten. Cuestiones como qué queremos decir cuando afirmamos que el síntoma es una invención del sujeto, un modo de funcionamiento, y que hay que saber que función cumple para tocarlo es una de ellas. Si el trabajo educativo está orientado para abrir canales que conecten al sujeto con lo social ¿cómo hace el educador para soportar a un sujeto que presenta una fobia escolar y que no quiere salir de casa? O ¿cómo trata a un sujeto con un “trastorno oposicionista-desafiante” que tiene en vilo a la escuela a la que asiste, produciendo, hoy día de manera frecuente, que la comunidad de padres se organice pidiendo su expulsión de clase? O ¿cómo respeta que un niño cante o emita sonidos en momentos inesperados sin intentar ordenar su tiempo situando cuál es el momento para callar o para “expresarse”? Es decir ¿cómo hace para privarse de intentar educar “lo real pulsional” en juego?

El psicoanalista en conexión con lo social está permanentemente interrogado en sus decires ya que estos adquieren validez en la medida de sus efectos. Y para que haya efectos hace su oferta. En nuestro caso la oferta se organiza alrededor de dos ejes:

1. producir un lugar de enunciación

2. introducir, donde hace su aparición un trastorno, un comportamiento desordenado, una pregunta que apunte a la significación sintomática o que apunte a hacer emerger lo que está en causa en el trastorno.

A este dispositivo lo llamamos soporte técnico. En lo efectivo ¿qué ofrece el ST? El ST es un dispositivo que se ofrece como un espacio y un tiempo de lectura: intenta rastrear qué operadores vuelven legibles las situaciones actuales sin quedarse enganchado con las lecturas que se efectúan desde el sentido común o desde lógicas homogeneizadoras. Pone de relieve el efecto de la protección a la infancia: en el momento en que un niño es considerado como desamparado se convierte en un “heredero” directo de aquello por lo que es separado de su hogar: queda “bajo sospecha”. Si fue maltratado será un maltratador o un niño “traumatizado”; si vivía en un entorno adictivo tendrá adicciones; si su familia es “desestructurada” estará en contradicción con las normas y así hasta el infinito.

Intentamos en la conversación que mantenemos con los educadores dejar en suspenso esas certezas, abriendo allí un espacio en el que pueda emerger una pregunta sobre el sujeto en cuestión. Esta pregunta es, a veces, el primer hueco que se produce para que el niño encuentre allí algo del orden del “amparo”. Y es en la apertura de ese espacio donde decidimos si es necesario derivar a un niño a tratamiento. Con esto quiero señalar que tratamos de poner un freno a las derivaciones que se precipitan cuando un niño hace síntoma a la institución en la que vive generando un malestar que intentamos reintroducir en las reuniones que se efectúan.

Lo ejemplificaré a partir de dos problemáticas actuales y frecuentes: los TC y la psicosis.

Los trastornos del comportamiento

A veces seriamos casos a partir de los “trastornos” que presentan. Los educadores muchas veces esperan de nosotros una fórmula-solución que sea, además, aplicable a todos los casos que presentan dichos trastornos. Por eso es interesante seriar: en la seriación de lo que aparece como repetido en su manifestación pueden observarse los puntos de falla en lo que hace a la causa.

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Para concluir quiero apuntar que el trabajo conjunto entre psicoanalistas y educadores restituye un tiempo fundamental en la experiencia de un sujeto: se trata de provocar, sostener y soportar el tiempo para comprender, tiempo que habitualmente queda elidido en las actuaciones. El ST lo mantiene vivo para potenciar la construcción de hipótesis que hagan de mediadoras, en lo cotidiano, entre los sujetos que intervienen en los distintos escenarios sociales.

Encontrarán la versión completa del presente artículo en la versión impresa

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