Hebe Tizio
Fragmento del prólogo a la edición de Juventud desamparada
Doctora en Psicología. Psicoanalista. Docente de la Sección Clínica. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.La transferencia ocupa para Aichhorn un papel importante. Toma la transferencia como repetición, pero señala que las personas que siguen un curso normal no tienen dificultades en las relaciones emocionales con los otros: pueden establecer ciertos lazos y romperlos.
Aichhorn muestra el cambio que se produce en el joven al sentir que se le escucha desde otro lugar; también la madre o el padre que no saben ya qué hacer pueden desahogarse y encontrar una ayuda.
En el trabajo educativo se trataría de utilizar las situaciones favorables y, si no existen, crearlas para tratar de modificar algo de la repetición. Es interesante ver cómo Aichhorn construye el lugar del Otro cuando el sujeto parece no creer en su ayuda. En el caso del joven zapatero que comienza la entrevista diciendo que no cree que Aichhorn pueda ayudarlo; éste le dice que le va a hacer unas preguntas, pero que no conteste a las que no le gustan. Luego agrega que no es policía y que no tiene que enterarse de todo… Lo que aparece es que el sujeto no cree que hablar sirva para algo, pues nunca ha servido, pero comienza a hacerlo y reprocha a su padre por no haberle hecho repetir curso. Dice que un chico no sabe lo que quiere y que si su padre hubiera insistido, no habría abandonado la escuela. Como se puede ver, el desamparo, en este caso, tiene que ver con la dificultad del Otro para ejercer la autoridad, lo que deja al sujeto librado a su capricho.
El manejo de la transferencia es entendido como lograr una transferencia positiva, lo que quiere decir evitar la repetición. Aichhorn señala aquí otra diferencia con el psicoanálisis, donde se espera la repetición.
Por eso, si bien el reeducador puede representar las exigencias del padre, presentarse bajo ese semblante, debe dar a entender al joven que comprende sus dificultades y que sabrá responder a la necesidad de castigo, pero sin satisfacerla completamente. Efectivamente, en estos sujetos Aichhorn ubica un sentimiento de culpabilidad inconsciente, por lo que no se encuentran bien cuando el trato es bondadoso y por ello provocan con su conducta para generar la reacción del Otro. Por eso Aichhorn intenta desactivar ese patrón, pues cree que cuando esa conducta provocativa no logra su resultado, la repetición se derrumba.
Aichhorn diferencia entre casos neuróticos con síntomas “disociales” y casos “disociales” en los que la parte del Yo que produce esa conducta no muestra rasgos de neurosis. En el primer caso el conflicto sería interno; en el segundo, se trata de un conflicto con el exterior. En cada grupo la transferencia es diferente y Aichhorn explica detalladamente cómo trabaja esa cuestión.