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Carmen Grifoll. Psicoanalista. Directora Fundació Nou Barris

La Jornada anterior estuvo dedicada ampliamente a la clínica de los trastornos mentales graves y pudimos conocer los efectos subjetivos y las incidencias en lo social, escolar y familiar de quienes los padecen.

A menudo constatamos como estos casos enfrentan a los profesionales del campo sanitario, educativo y social a una falta de saber, donde los recursos y conocimientos habituales no son suficientes, lo que produce sentimientos de inquietud y desasosiego. Las respuestas rápidas, derivadas de la impotencia que se genera, pueden tener consecuencias para el futuro y presente de la vida de estos sujetos, ya que en muchos casos contribuyen a la desvinculación escolar y social, una de las dificultades principales de este tipo de trastornos.

Por otra parte en las familias también aparecen sentimientos de incomprensión y angustia. Su vida puede girar alrededor del hijo o la hija que padece el trastorno, quedando mermadas sus relaciones sociales y familiares. A esto se unen los estigmas sociales, la falta de sensibilización hacia este tipo de trastornos, el miedo a lo que pueda suceder y la incertidumbre ante el futuro, por citar algunos.

Desde que en el año 2003 iniciamos el “Programa de trastornos mentales graves” hemos mantenido un espacio continuado de discusión y reflexión sobre los casos que se han ido incluyendo en dicho programa con el objetivo de clarificar y aproximar criterios clínicos y diagnósticos, investigar sobre los modos de presentación actual y las particularidades clínicas de cada uno de ellos, orientarnos en el tratamiento, evaluar las estrategias de intervención y la necesidad de coordinación con otros profesionales de la red sanitaria, educativa y social.

Algunas de estas reflexiones conjuntas me han servido como guía para mi exposición de hoy.

Los casos clínicos completos los encontrarás en la edición impresa.

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