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Jaime Claro. Psiquiatra. CSMIJ Nou Barris

Ubicar cuestiones clínicas, con los análisis que desde la sociología o desde la filosofía, se están produciendo sobre el malestar en nuestra época, nos pueden ayudar a cernir un poco más ¨eso¨ que nos cuestiona con la palabra “Globalización”.
Sin embargo, en nuestra práctica, no se trataría tanto, al menos en un primer momento, de “pensar la época”, en el sentido de seriar los problemas que plantea fenomenológicamente, o estadísticamente indexados, para posteriormente ¨encontrar¨ la lista de soluciones a los mismos. Más bien desconfiamos del paradigma epistémico actual consistente en definir un programa de problemas y sus soluciones, la solución remite a algo del final, de oscuras resonancias. La otra cara del paradigma epistémico dominante permite anular el problema si el programa no dispone de soluciones –Miller y Milner-. La hipótesis del inconsciente supone, por contra, que nosotros mismos somos pensados por la época, y que, lo sepamos o no, somos producto de la misma, así, afectados, con sus malestares, a través de sus determinaciones, cada sujeto, uno por uno, busca orientarse en su deseo trazando un camino tortuoso, a veces difícil, en la maraña del tiempo de la cultura sobre la que dicho camino se apoya. “Donde ello era, el sujeto debe advenir”… puede servir como una buena aproximación a la praxis en la perspectiva freudiana.
Ortega, autor del prólogo a la primera edición de las Obras Completas de Freud en castellano, define la cultura como “un movimiento natatorio”, un bracear del hombre en el mar sin fondo de su existencia con el fin de no hundirse; una tabla de salvación por la cual la inseguridad radical y constitutiva de la existencia puede convertirse provisionalmente en firmeza y seguridad. Por eso la cultura debe ser en última instancia lo que salva al hombre de su hundimiento, pero a su vez ella misma, en sus excesos, puede ser la que acabe ahogando al hombre… definición bastante próxima a algunas consideraciones freudianas en ¨El malestar de la cultura¨, donde se muestra muy radical al afirmar que una cultura que solamente estuviera fundamentada en renuncias para el sujeto, y que no permitiera la sublimación de sus pulsiones, alguna forma de satisfacción de sus anhelos, no merece continuar.

Los casos clínicos completos los encontrarás en la edición impresa.

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